jueves, 20 de abril de 2017

Crónicas del Domingo de Resurrección de 2017. "Las previas"

El reloj de la plaza marcaba las siete y media de la mañana. Empezaba a despuntar el día de un sábado de gloria, como solían llamar, antaño,  las abuelas del lugar al sábado santo. Un ligera brisa acababa de despertar a estos muchachos que ya se les atisba el cansancio de los días santos que preceden al de Resurrección. 

Hay que montar el paso procesional y llevarlo a la parroquia. Mientras nosotros llegamos, otros se van. Como la vida misma.

-"Alberto, Jesús, Zújar, Pile, Parrón y Migue, ustedes os encargáis primero de llevar los candelabros desde la nave hasta la parroquia y después el paso", comentábamos los presentes

-"Juan, tu padre y tú como siempre a por el olivo. Coger uno de los tres que vimos la semana pasada". 

-"Vale, venga al lío, nosotros nos vamos", comentaban padre e hijo

Dicho esto, aquellos jóvenes se pusieron  manos a la obra. Quedaba por delante una maratoniana mañana de preparativos. Nuestra intención era dejar todo dispuesto para el mediodía. Todo tiene que estar medido con antelación para que no falle nada en la secuencia del montaje.

Son las ocho y cuarto de la mañana. El paso procesional entraba en la Parroquia. A partir de ese momento todo empezaba a coger forma.

-"Señores vamos a llamar a Juan a ver como lleva el olivo que tenemos que subir al paso al Resucitado".

-"Aún están liados con la tala de las ramas"- dijo Alberto.

-"Dice Juan que vayamos subiendo las imágenes".

-"¿Como va el lentisco?, Lo están cortando esta gente en la nave".

"Lo primero que vamos hacer es colocar los candelabros y después subimos las imágenes. Primero subimos al Resucitado. La maniobra la hacemos como siempre, primero descansamos en la mesa y después se sube al paso".

Una vez que se entronizó a Cristo Resucitado en el paso procesional se hizo lo propio con la imagen de Santa María Magdalena. Era las nueve y cuarto de la mañana. La parroquia estaba en calma sin el bullicio de otros años. Minutos después de las nueve y media de la mañana llegaba el olivo recién cortado con sus ramas y chupones para proceder a colocarlo y darle la forma sobre el paso.

Poco después llegaron las camareras con todos sus avíos para retocar a las imágenes de cara a la procesión. Ellas con el acerico, lleno de alfileres, colocado en las respectivas muñecas, empezaron a darle forma al mantolín de la Magdalena. "Niña, dale un poco de más caída a los pliegues que se ven poco naturales". Encarna, pasarme la azucena para colocársela a la Magdalena.". José ponle las potencias al Cristo que eres el más alto y llegas mejor. Emilia ponle bien esa cintura al Cristo que se ve regular. ¿Como lo ves ahora, Maribel y compañía? Bien ahora si ha quedado perfecto"- comentaron los presentes.

Mientras tanto, irrumpía en la Parroquia, la florista, María José con todos sus cacharros, esponjas, rejillas, ramos de liliums, piñas de astromelias, para, poco después ponerse a construir el exorno floral de cara a la procesión del Domingo de Resurrección. Este año se decidió cambiar el tipo de flor.

 A su vez, Cantero padre e hijo disponían las jarritas de la Hermandad de los Verdes con sus respectivos pernos en el paso; otro grupo conformado por Parrón, Uceda, Pile, Jesús y Alberto, desojaban los pétalos de los claveles que sirvieron de monte floral para nuestros Cristos durante los días precedentes. Se ponen los zancos al paso con la ayuda de la cuadrilla de costaleros de Padre Jesús que andaban por allí para comenzar la desarmá del paso del Nazareno. Al instante se colocan los faldones y se últimas los últimos retoques.

En la nave se preparan y limpian los ciriales, pértiga. Se encargan de ello los miembros  del flamante cuerpo de acólitos auxiliados por nuestro diputado de juventud, Sergio Parrón. Otros hermanos, Luisa, Daniela y Ana ultiman la invitación a los costaleros.

Son las dos y cuarto de la tarde. La calor ya se hacía notar por el pueblo. Todo estaba dispuesto para la mañana de Resurrección. Salió la cofradía de las Tres Horas. Era el turno de la Vigilia Pascual, una de las celebraciones más importantes del calendario católico. La iglesia estaba en  penumbra a la espera de anunciar la Resurrección del Señor. Se hizo la luz, se entonó el Pregón Pascual por parte de D. Genaro, se encendió el cirio pascual y la vela que ha de alumbrar el camino de un hermano nuestro para su pronta recuperación. Así lo pedimos y así creemos que sucederá. Ya ha resucitado el Señor. Faltaba dar testimonio público de fe por las calles de Guadalcanal en la mañana de Pascua.

Continuará...