domingo, 14 de marzo de 2010

Sol de Cuaresma, camino largo pero intenso…

Y se hizo la luz… en una Cuaresma en la que el Sol ha brillado por su ausencia, valga la redundancia, por fin sin nubes, un cielo azul nos acompaña para que ese aroma de Cuaresma y por supuesto de Semana Santa, se haga notar cuando rompa esa flor tan ansiada por todos, tan esperada por los cofrades y por fin digamos: ¡estamos en Cuaresma! Ese olor embriagador del azahar, que es el retrato de nuestra Virgen, nuestra Virgen hecha flor.

Como no, mencionar también los sabores de nuestra Cuaresma: esos gañotes, esos pestiños y esas torrijas que, aunque bien el tiempo no haya acompañado hasta ahora, se pueden saborear y por supuesto oler por las calles. Todo lo indica, todo se va acabando, la espera se hace cada vez mas ansiada y va llegando a su fin; todos esos aromas y esos sabores se agruparán en una semana inolvidable para nosotros, porque no solo se unirán esos componentes tan esenciales en nuestra Semana Mayor ya que junto a éstos se le unirán: la música que nos emociona y que saca lo mejor de nosotros, así como otro aroma más, el incienso, que nos hace recordar el calvario de nuestro Señor y el que nos hace sentir en cierta manera lo que Cristo pasó, y por último otros dos componentes se unen a los anteriores: el dolor de llevar nuestros pasos para que el Señor sepa que estamos siempre cerca de él y por supuesto el tan ansiado, después de tres meses, Sol. Ese Sol que nos apasiona porque ¿qué es una Semana Santa sin Sol? ¿Qué sería Cristo sin su cruz? ¿Qué sería Dios sin su creación más preciada como lo es el Astro Rey? Y es que como dijo un célebre pregonero sevillano: “las Hermandades y las Cofradías es la forma más sevillana de acercarse a Dios”.

Por tanto, todo llega a su fin, todo quedará en el suspiro del recuerdo y en el suspiro de cada levantá, todos esos grandes componentes fundamentales no sólo de la Cuaresma sino también de la Semana Santa se aúnan para recordar y conmemorar la muerte  y Resurrección de este nuestro Salvador: Jesucristo.

Por fin se hizo la luz… Dios nos muestra una de las mejores creaciones para el disfrute de todos los cofrades y el recuerdo del dolor de su hijo, ya que sin ese Sol de Semana Santa, la flor más bella llamada María no se haría notar en sus naranjos, ni en nuestros olfatos, ni por supuesto, en nuestra vista, aunque sí en nuestros corazones que al fin y al cabo es lo más importante.

Bendita Cuaresma, camino largo pero intenso…

Jaime Moreno Tirado